las matemáticas son fáciles si se enseñan bien

Las Matemáticas son fáciles si se enseñan bien

Que gran lucha la que los profes de matemáticas enfrentamos día a día en el aula tratando de erradicar ese temor a los números de nuestros estudiantes… ¿será que la mayoría nace con esa fobia? ¿ese rechazo a las matemáticas será algo cultural? ¿o tal vez me temen a mí y no a las matemáticas?

Si algo he aprendido en la vida es que para solucionar un problema primero tengo que entenderlo por completo, y si a eso vamos… básicamente tendré que entender la razón por la cual cada uno de mis estudiantes tiene cierto rechazo hacia las matemáticas y, justo acá, hago una pausa para congraciarme con mis apreciados colegas y decir: ¿y cómo le hago para entender a cada uno si en total tengo más de 200 estudiantes? (en algunos casos hasta más…)

Veamos el panorama general y analicemos las causas más comunes por las cuales existe ese rechazo a las matemáticas. Antes de culpar a los demás, voy a culparme a mí mismo… culpemos al profesor.

Muchas veces el estudiante no le teme a las matemáticas como tal sino más bien a su profesor, sobre todo cuando este no cuenta con las estrategias pedagógicas adecuadas para abordar la enseñanza de los números, o tal vez las que utiliza ya están bastante obsoletas y rayan en lo retrógradas; o inclusive, la percepción que socialmente se le ha dado a la figura de profesor de matemáticas no es la más correcta.

¿Quién es mejor profesor de matemáticas? ¿al que casi nadie le aprueba un examen o al que le aprueban casi todos? Que inoportuno e imprudente fue aquel momento en que consideramos pensar que un profesor de matemáticas por excelencia se caracterizaba por su rigidez e intransigencia a la hora de evaluar.

Los números y los cálculos avanzados ya son lo suficientemente intimidantes como para tener que sumarle al asunto una figura temible de docente. Tampoco estoy insinuando que los profes de matemáticas debamos tener precisamente cara de ponqué y ser todo risas y diversión… sólo opino que pasar un estudiante al tablero a resolver un ejercicio no es una herramienta de castigo para aquel que no estaba prestando atención como si fuera un paredón… ni mucho menos obligar al tímido que seguramente no ha entendido por no atreverse a preguntar sus inquietudes…

La intransigencia y la mano dura no son las mejores estrategias para un profe de matemáticas.

¿Quién quiere pasar al tablero a desarrollar este ejercicio? ¿nadie? Entonces hagamos otro ejemplo… y ahora sí… ¿alguien?… Poco a poco algún atrevido lo intentará, pero lo más importante es no forzar la cosa.

Lo mismo pasa con los exámenes; es importante que jamás sean utilizados como herramienta de castigo ni tampoco aplicarlos sabiendo que seguramente la mayoría lo va a reprobar… Si yo como docente me he dado cuenta que la gran mayoría no ha entendido un tema, prefiero posponer la actividad evaluativa y reforzar la explicación con otra estrategia.

¿Y si el estudiante decide cuando ser evaluado y no el profesor? Algo que me ha funcionado bastante bien en mi corta experiencia como profe de matemáticas es preguntarle a mis estudiantes: ¿entendieron? ¿enserio? ¿y si hacemos un quiz antes que se les olvide? La mayoría de las veces funciona y a casi todos les va bien… obviamente no falta el que reprueba pero ahí vamos… la idea es desarrollar poco a poco esa confianza en mis estudiantes a tal punto que ellos mismos tengan la iniciativa de decirme: ¡Está fácil profe! ¡Evalúe rápido para sacar otro diez!

El trasfondo psicológico de un examen de matemáticas es impresionante… ellos no le temen a las matemáticas… ellos le temen al fracaso.

Yo, como profesor, debo hacerles entender que el fracaso no es el acabose, sino más bien un medio para rozar poco a poco la perfección.

Esto con esto da aquello y considerando lo otro lo reemplazamos acá para luego simplificar y finalmente despejar.. y listo! ¿Entendieron? ¿no? bueno hagamos otro un poco menos difícil… ahora sí, ¿entendieron? ¿no? pues hagamos otro un poquito menos difícil… ¿y ahora? ¿entendieron? ¿sí? Perfecto hagamos unos cuantos más… REPETIR es clave en la enseñanza de las matemáticas.

Si un profesor no está dispuesto a repetir, y repetir, y repetir una y otra vez de muchas maneras diferentes un montón de ejercicios, entonces no debe tener moral para esperar que sus estudiantes lo intenten, y lo intenten, y lo intenten una y otra vez hasta lograr desarrollar en sus mentes esa habilidad procedimental que tanto esperamos que alcancen con cada ejercicio matemático que les propongamos.

Ellos deben entender con el tiempo que mi interés como profesor es lograr que aprendan un poco más de lo que ya saben, que se superen, que sean mejor que cuando no me conocían. Poco a poco les iré borrando ese chip cultural que les hace percibir a los profes de matemáticas como los más difíciles y temidos del magisterio.

Pero no nos demos tanto palo a nosotros los profes… hablemos ahora del chip cultural.

En la mayoría de los hogares de los estudiantes que le temen a las matemáticas también vive una familia que no ha hecho más que construir un imaginario en las mentes de los chicos de que no son buenos para las matemáticas… ¿Qué puedo esperar de un estudiante al que le han dicho que si su papá, su tío y su abuelito son malos para los números seguramente él también lo será?

Es increíble la facilidad con la que podemos transmitirle nuestros temores a los niños. Si usted como padre de familia no le gustan las matemáticas, o les tiene miedo, o tuvo un profesor terrible, por favor absténgase de bombardear la mente del infante con malos comentarios sobre sus malas experiencias con los números… mejor motívelo, dele ánimo y sea partícipe de las tareas de matemáticas de su hijo(a) sin importar si terminan metiendo la pata… no le teman al fracaso. Muchos padres no ayudan a sus hijos con la tarea de matemáticas por temor a que termine mal hecha. Ojo… también existen los padres de familia que les hacen las tareas a los niños sin siquiera explicarles cómo le hizo… eso también es altamente perjudicial… si usted es bueno en matemáticas por favor trate de despejarle las dudas a su hijo que tal vez no se atrevió a preguntar en clase por pena o temor.

Hay mucho que abordar si hablamos de miedo y rechazo a las matemáticas, y no quiero aburrirlos con un texto extenso al respecto, pero si no encontramos una solución, sea cual sea el motivo de la fobia, vamos a arruinar el futuro de nuestros niños. Que dolor da que en una charla de exploración vocacional con los estudiantes de último grado me digan que eligieron tal o tal carrera profesional por que NO TIENE MATEMÁTICAS… se están cerrando muchas puertas y arrojándose a profesiones y oficios que tal vez no son lo más adecuados sólo por huirle a los números.

Es cierto que el mundo necesita excelentes ingenieros, contadores, arquitectos, programadores, astronautas, economistas, científicos, estadistas… pero para ello primero necesitamos excelentes profesores de matemáticas.

Víctor Manuel Escobar

Maestro. Matemático. Ingeniero. No en ese orden.

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